Saludos, muy buenas a todos, bienvenidos a una nueva reseña de retro video blog. Hoy os traigo un gran clásico del terror italiano de la década de los años 60. Una película en blanco y negro, oscura, lenta, agónica. Llena de paisajes rodados en castillos con ambientes tétricos, niebla, pasadizos húmedos y olvidados en el tiempo.. Todos ellos Ingredientes perfectos para un clásico film de horror gótico. Su nombre; los largos cabellos de la muerte.
Tras este sorprendente título nos vamos a encontrar un clásico de los inicios del cine de terror italiano, dirigido por Antonio Marghariti en Febrero del año 1964. Un año sin duda muy productivo para el director italiano, pues no solo publicó la película de la cual hoy hablamos, sino que también rodó y dirigió su otro gran clásico; Danza Macabra.
En los largos cabellos de la muerte, nos vamos a encontrar un film muy ambientado en escenarios tradicionales. Todos ellos cargados de personalidad inigualable, que hacen del ambiente y de ellos mismos un personaje más. Y es que a buen seguro la película no tendría la magia y admósfera que tiene, si hubiera sido rodada en otros lugares más modernos o contemporáneos. En parte por eso en Los largos cabellos de la muerte, los escenarios tienen personalidad, y añaden carisma y fuerza al film.
En líneas generales la historia nos traslada a una tardía edad media, a una noche sin luna, en algún rincón de un feudo del siglo XV. Allí el humo de una hoguera inquisitorial se alzaba sobre la plaza mientras la lluvia empezaba a caer. Las antorchas chisporroteaban, la multitud murmuraba y el conde Franz Humboldt, con gesto de mármol, firmaba la condena de Adele Karnstein, acusada de brujería y de haber asesinado al hermano del conde.
Nadie se atrevió a decir que aquella acusación de brujería no era más que un disfraz para un deseo inconfesable. Pues aun cuando en ningún momento se dice en la peli, el director deja caer entre líneas, que el conde deseaba las tierras de Adele.
Ante la imposibilidad de ello, el aristócrata decide ejecutar a Adele bajo culpas falsas. La bruja ardió entre el crepitar de la leña, bajo la mirada de sus hijas: la mayor, Helen, y la pequeña, Lisabet. Helen, la mayor, tuvo la osadía de enfrentarse al conde y exigir justicia; algo que lamentaría.
Lisabet, la pequeña fue acogida en el castillo del vil noble, donde creció como prisionera hasta convertirse en la esposa forzada de Kurt Humboldt, sobrino del maligno conde, un joven tan hermoso como ambicioso y maquiavelico.
Mucho tiempo después, cuando casi todos habían olvidado lo sucedido, llegará al feudo una sorprendente mujer de nombre Mary. Una mujer cuyo rostro se parece sorprendentemente a la ejecutada Adele.. Y cuya presencia en el feudo y castillo, cambiará la vida en el lugar para siempre.
Así empieza la historia que Antonio Margheriti llevó al cine en la década de los 60 bajo el título original de Il lunghi Capelli de lla morte, conocida en España como Los largos cabellos de la muerte y en mercados internacionales como The Long Hair of Death. Filmada en un blanco y negro de textura mineral por Ricardo Palotini, la película se rodó entre las piedras húmedas del histórico Castello Masimo de Arsoli, en la provincia de Roma, utilizando algunos decorados exteriores de los estudios de de Cinecità.
El trabajo de fotografía es impresionante, la cámara recorre salas, criptas y patios con un cuidado casi pictórico, mientras el montaje de Mario Serandrei —artesano mayor del cine italiano, responsable de dar forma a clásicos como Rocco y sus hermanos— imprime un ritmo de procesión fúnebre, alargando silencios y deteniendo el tiempo en momentos clave.
El reparto de los actores, no puede ser más adecuado. Lo encabeza una de las actrices icónicas del género de terror europeo de los años 60, Bárbara Steele. Su papel más popular quizás fue en la película de 1960; la máscara del demonio dirigida por Mario Bava. En los largos cabellos de la muerte, la icónica actriz británica interpreta un doble papel. Por un lado a Helen, y por otro a Mary. Sosteniendo con su presencia el magnetismo de la historia, convirtiéndose en el corazón y la sombra del relato.
La acompañan George Ardisson como Kurt Humboldt y hermosa actriz polaca Halina Zaleuska, que encarna tanto a la madre ejecutada como a la atormentada Lisabet. Umberto Rao, Laura Nuchi y Giuliano Rafaeli completan el elenco, todos ellos envueltos en el lamento musical compuesto por Carlo Rusticheli. La partitura no busca el sobresalto fácil, sino un murmullo grave que se adhiere a los pasillos como el olor a madera mojada, subrayando que esta es una historia de horror moral más que de sustos.
Algo que recalcaría notablemente, pues como buen relato gótico, Los largos cabellos de la muerte, no es una película de ritmo trepidante, ni sustos, ni sangre.. es una película donde las sombras y los escenarios oscuros propios de los castillos, dan forma al terror de lo desconocido, al misterio, a aquello que no se deja ver por la oscuridad, pero que se intuye como presencia sobrenatural que aterra a los personajes y telespectadores.
Producida por Cinegai S.p.A. y Felice Testa, la película se estrenó en Italia el 30 de diciembre de 1964, distribuida por UNIDIS. Con una recaudación cercana a los 321 millones de liras. Su metraje varía según la versión, oscilando entre los 95 y 100 minutos, aunque el corte íntegro ronda los 95–96. En 1967 llegó a los cines del Reino Unido con un certificado X de la B.B.F.C, siendo recortada y censurada eliminando algunas de sus escenas. Tiempo después sería restaurada en Blu-ray recibiemdo una clasificación 12 A sin censura.
En Estados Unidos no tuvo estreno comercial en salas, aunque sí se editó en DVD y en un Blu-ray restaurado por Raro Video en 2014. En España no existe constancia de estreno en cines en la década de los sesenta; su difusión llegó más tarde, a través de emisiones televisivas y ediciones domésticas en DVD y Blu-ray, siendo las más recientes de 2017. Algo curioso, pues su predecesora, y en buena parte obra inspiradora de La máscara del demonio, si que fue estrenada en cines de Barcelona en el año 1969.
Su recepción inicial fue desigual. El Monthly Film Bulletin la definió como “gótica y atmosférica”, pero criticó su guion errático y el doblaje torpe, añadiendo que Margheriti “no posee el talento de Bava” aunque “sale airoso” del reto. Con el tiempo, ha sido reivindicada por críticos y cinéfilos como una joya menor del gótico italiano: un relato donde la plaga de la peste que llega al condado al mismo tiempo que aparece la misteriosa mujer de largos cabellos, es tanto un castigo moral del más allá, como una metáfora. Las malas acciones en la vida, tienen su castigo y pago en el mundo de los muertos.
Entre sus curiosidades hay material para el mito, pues en algunas copias europeas circuló una breve escena de desnudo atribuida a Steele, aunque estudiosos señalan que se trataba de una doble. Por otra parte cosa habitual en muchas películas de aquellos tiempos.
Por otro lado el apellido de la familia maldita; Karnstein, evoca deliberadamente a Carmilla, de la novela de Sheridan Le Fanú, un guiño al linaje vampírico dentro del horror gótico tradicional, equiparable a los Tepes, o Daninsky del fanta terror español.
Hoy, vista desde la distancia, Los largos cabellos de la muerte es una película que recomiendo para todos los amantes del cine clásico. Especialmente para los amantes del terror italiano de la década de los años 60. Forma parte de todos aquellos films que utilizaban la fuerza de los decorados y entornos para generar terror. De ahí que diga que los escenarios son una parte protagonista, pues ellos mismos, su ambientación y fotografía, forman parte del terror sugerido por él director. Un terror más poético que explicito. Donde la actuación de los actores, daba fuerza a la secuencia rodada con sus gestos e interpretaciones. Una película de maldiciones, brujas, seres que regresan de la tumba para vengarse de los despiadados nobles, dejando con ello en evidencia que los vivos, en muchas ocasiones, merecen más el castigo que los propios seres sobrenaturales que les castigan.
En líneas generales una película muy recomendable, lenta, pero muy recomendable. A mí me ha gustado bastante, y ha recuperado mi interés en el cine clásico de terror rodado en blanco y negro.